Los consumidores fueguinos están recibiendo en sus cuentas bancarias el 21% en devolución de lo comprado. Pese a que en el Gobierno nacional afirman que se trata de una compensación por el IVA, impuesto que en nuestra provincia nadie paga. La explicación más razonable es que el beneficio está dado para el consumidor.  

Dos de las principales decisiones tomadas por el Ministerio de Economia, involucran a dos impuestos importantes: el que los trabajadores pagan sobre sus supuestas ganancias y el IVA Impuesto al Valor Agregado. Ambos tributos sin efecto alguno en Tierra del Fuego. 

Con respecto al impuesto a las ganancias, el Congreso Nacional aprobó la semana pasada la elevación del piso mínimo para los trabajadores que deben pagar tal tributo. Lo dicho, en nuestra provincia estamos exentos de ese impuesto, por lo que la medida pasa sin causar efecto alguno. 

Sin embargo, en cuanto a la devolución generalizada del 21% de IVA en tanto se concreten compras con tarjeta de débito de productos integrantes de la canasta básica, gracias a la atenta mirada de nuestros oyentes, se comienza a constatar en Tierra del Fuego una particular incongruencia. Y es que varias personas expresaron que han empezado a percibir en sus cuentas bancarias esta semana la devolución del 21% correspondiente al IVA, que no pagaron, en compras que hicieron en distintos comercios. 

Consultados algunos profesionales en Ciencias Económicas, así como a funcionarios de diversas reparticiones relacionadas con el comercio. Disponiendo de toda la información aportada, se arriba a la conclusión de que en realidad nadie tiene en claro por qué ocurre lo que ocurre. 

La realidad es que los consumidores fueguinos están recibiendo en sus cuentas el 21% en devolución de lo comprado. Pese a que en el Gobierno nacional afirman que se trata de una compensación por el IVA, impuesto que, insistimos, en nuestra provincia nadie paga. 

La explicación más razonable, a nuestro entender, es la de quien, siempre en términos de supuestos, postuló que el beneficio está dado para el consumidor, independientemente del lugar donde vive. 

El ejemplo es el de una persona domiciliada en Tierra del Fuego que viaja a la ciudad de Buenos Aires y compra determinados productos allí. El sistema le va a devolver ese 21% que efectivamente pagó por encontrarse en Buenos Aires, pero aparentemente no tiene forma de distinguir dónde hizo la compra. 

En todo caso tal vez el filtro para esta medida dispuesta por la Nación debiera estar en quién vende, en quien emite la factura, en el comercio, y no en el consumidor. 

De cualquier manera, tampoco está muy claro si es eso lo que ocurre. Y la realidad indica que los consumidores de Tierra del Fuego están recibiendo una devolución por un gasto en el que no incurrieron. Se verá en las próximas semanas si esta situación se clarifica, se explica de alguna manera, o en el peor de los casos se retrotrae, se corrige o directamente luego te descuentan de la cuenta lo acreditado. 

Mientras tanto, toda la población de Tierra del Fuego está percibiendo un ingreso extra, sin que haya mediado al respecto alguna explicación medianamente razonable.