Sorprende que en un tratamiento parlamentario de ese tipo, incluso por parte de un miembro de la comisión de presupuesto, se haga un cambio que tendría una repercusión tan trascendental” (Arnoldo Canclini. La Armada Argentina en Tierra del Fuego).
Pereira argumentó así: “Voy a proponer un pequeño gasto, que creo que la Comisión aceptará, para habilitar dos subprefecturas más en la costa del Atlántico. Aquí hemos llegado hasta el río Gallegos y la jurisdicción de la República Argentina alcanza hasta la isla de los Estados y el Cabo de Hornos.
Es preciso atender todos estos puntos. Creo que es conveniente, pues, situar una en la Tierra del Fuego y otra en la Isla de los Estados. Los informes últimamente recibidos nos dan a conocer la necesidad suprema que existe de que la nación eche una mirada a esos puntos lejanos de los centros principales de la población de la República Argentina”.
Luego sostuvo: “Estas son una necesidad política, una necesidad nacional, y más que todo, una necesidad de humanidad”. Se extiende sobre la expansión rápida de Chile, de modo que “es conveniente, repito que nosotros hagamos otro tanto”.
Más adelante, enfatizó: “El gobierno debe tomar posesión de hecho, con estas subdelegaciones, de estos puntos, para evitar la mala voluntad con que generalmente se acepta las posesiones que sólo se tiene de derecho. Es preciso que las posesiones sean de hecho y con los elementos necesarios para responder a cualquier eventualidad y hacer respetar los derechos de la nación”.
El diputado porteño Nicolás A. Calvo apoyó la moción, “luego de lo cual el ministro Benjamín Victorica dice que él iba a hacer la misma propuesta, aunque con argumentos que suenan a fantasía como la mención de que ‘naves extranjeras han cañoneado a los indígenas’” (op.cit.).
Cuestión que evidencia que la falsedad argumental parlamentaria tiene una larga historia.
Autor: Bernardo Veksler