Quince excombatientes argentinos viajaron a Lima en una misión de gratitud sin precedentes: honrar el apoyo que Perú brindó durante la guerra de 1982. Como símbolo de una hermandad, la delegación —que financió el viaje con recursos propios— participará en los festejos patrios peruanos, cerrando una deuda de 43 años. Un reencuentro que desclasifica historias de coraje y solidaridad transandina.
Bajo el gobierno constitucional de Fernando Belaúnde Terry, Perú desafió presiones internacionales para respaldar a Argentina en 1982. No solo cumplió con el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), sino que ejecutó operaciones encubiertas: diez aviones Mirage 5P fueron repintados con insignias argentinas en la base de Chiclayo y trasladados en mayo de 1982 desde La Joya (Arequipa) hasta Jujuy, volando a 33.000 pies en silencio de radio para evadir radares chilenos.
Un avión Hércules transportó misiles aire-superficie AS-30 y municiones, usando matrículas civiles de Aeroperú como camuflaje. Este apoyo —revelado por documentos desclasificados en 2024— incluyó entrenamiento a pilotos argentinos por instructores peruanos como el mayor Aurelio Crovetto, quien permaneció en Argentina hasta el fin del conflicto.
La solidaridad peruana trascendió lo material. Gonzalo Tueros, teniente de la Fuerza Aérea Peruana (FAP), lideró un grupo de pilotos que se ofreció como voluntario para combatir en Malvinas sin uniforme peruano, evitando implicar oficialmente a su país.
Tras entregar los Mirage en Jujuy, Tueros insistió: «Queremos ir a las islas». La propuesta fue rechazada para no exponer a Perú a repercusiones británicas, pero el gesto quedó grabado en la memoria de los veteranos.
En Lima, la embajada argentina recibió a cientos de civiles peruanos dispuestos a enlistarse. Cuarenta años después, en 2022, el embajador Enrique Vaca Narvaja inició una campaña para reconstruir aquella lista de voluntarios y agradecerles públicamente.
El 6 de junio de 1982, el comodoro argentino Luis Puga —recién eyectado de su avión en Malvinas— recibió en secreto a los pilotos peruanos en Jujuy. «Bajaron de sus aviones y nos confundimos en un abrazo», recordaría décadas después.
Durante un almuerzo improvisado, los peruanos relataron los riesgos del vuelo: combustible justo, rutas no cartografiadas y tanques extras para evitar escalas. Un imprevisto retrasó la operación: el combustible de los Mirage era incompatible con los sistemas argentinos, requiriendo un suministro de emergencia. Entre los presentes estaba Pedro Seabra Pinedo, uno de los diez pilotos de la FAP cuyos nombres fueron recuperados por investigaciones periodísticas en 2022.
Ninguno entró en combate —la guerra terminó ocho días después— pero su hazaña logística reforzó la defensa aérea de la Patagonia.
Los veteranos que visitan Perú viajan cargados de símbolos: una bandera firmada por compañeros fallecidos y copias de documentos desclasificados que validan el apoyo peruano.
Participarán en el aniversario del desfile nacional, este martes 29 de julio, donde marcharán junto a veteranos peruanos. «Vamos a representar a los que quedaron en Malvinas, nuestros héroes permanentes», afirma Mantello.
El viaje también honra a Belaúnde Terry, cuyo gobierno asumió el costo político de la solidaridad: en 1982, Francia embargó misiles Exocet destinados a Perú sospechando su traslado a Argentina.
Este viaje no solo salda una deuda: reivindica una ética latinoamericana donde la solidaridad prevalece sobre el cálculo político. Como escribió Eduardo Galeano, «la caridad es vertical; la solidaridad es horizontal».
Los veteranos argentinos y sus hermanos peruanos —pilotos, mecánicos, ciudadanos anónimos— encarnan ese principio. Su reencuentro en Lima prueba que, incluso en la guerra, la dignidad construye puentes más duraderos que las trincheras.
En diálogo con Radio del Mar, Luis Agüero, presidente de la Unión de Ex Combatientes de Malvinas, compartió su experiencia: “Desde que llegamos al hotel nos han atendido de maravillas, lo pasamos muy bien. Tuvimos práctica de formación y estuvimos presentes en el acto central de la Fuerza Aérea Peruana. La verdad que fue algo emocionante”.
“Estamos muy orgullosos, emocionados por todo lo que nos brindaron. Acá nos ven con las camperas de Malvinas y nos gritan ‘Argentina por siempre, las Malvinas son argentinas’. Se sacan fotos con nosotros”, señaló Agüero.
“Ellos nos decían que era un honor y un orgullo recibirnos, pero nosotros nos sentimos más orgullosos de estar acá con ellos, los que se la jugaron y nos brindaron todo el apoyo y la ayuda que pudieron durante el conflicto de Malvinas”, concluyó.
FUENTE: