Impiden a viuda del colectivero asesinado entrar al velatorio

Andrea, viuda de Pedro Daniel Barrientos, sintió que le arrancaron la mitad de su vida tras el crimen en Virrey del Pino.

spot_img

Los restos de Daniel Barrientos, el colectivero que fue asesinado mientras trabajaba en la localidad bonaerense de Virrey del Pino, son velados en una cochería ubicada en el partido de La Matanza.

El velatorio comenzó anoche después de las 20 y la sala funeraria Nuestra Señora del Valle de Gregorio de Laferrere empezó a llenarse con sus seres queridos.

«No puedo entrar, no me deja su hija y su mamá. Yo convivía con él, fui la última persona que estuvo con él. ¿Por qué no me dejan estar con él? Un minuto pido para poder despedirlo», pidió entre lágrimas Andrea, la viuda de Barrientos.

En diálogo La 990, la mujer insistió: «Sólo eso pido, poder entrar y poder verlo un minuto aunque sea, de todo lo demás ya hablé y no quiero hablar más. No entiendo qué pasa. Solamente salí a pedir justicia por su vida y no hablé de nadie».

«Sé lo que era como marido y como pareja. Él hubiese querido que yo estuviese ahí en este momento», agregó Andrea en medio del llanto.

La historia de Pedro Daniel Barrientos y Andrea

Barrientos y Andrea se conocieron hace menos de un año, ya que él venía de enviudar y tenía un hijo de 14 años, mientras que ella estaba separada y es madre de una chica de 12 años.

«Queríamos viajar, comprar nuestra casa. Vivir lo que nos quedaba, poner un negocio. También teníamos el proyecto de irnos de Buenos Aires. Estaba muy complicado todo. No pudimos», indicó.

La viuda de Barrientos coincidió con los compañeros de la víctima al afirmar que Daniel «ya quería jubilarse» y que esperaba «la contestación de la ANSES» para luego dedicarse a sus nuevos «proyectos».

«Últimamente, ya no quería ir a trabajar, no sé si por miedo, sino que quería disfrutar de la vida y de la familia que armamos», sostuvo.

Barrientos salió este lunes a la madrugada de su casa y se dirigió a su puesto de trabajo: «Él siempre me mandaba mensajes cuando llegaba y las planillas de su recorrido. Hoy justamente hizo lo mismo. Incluso, cuando llueve siempre hablamos de los frenos, de que iba a regular los frenos».

«Después me dijo que se iba para Vernazza. Le dije que me llame cuando llegue, para que no usara el celular mientras iba manejando, y no me contestó más. Le mandé un par de mensajes y ya no me respondió. Todos los recorridos él me iba diciendo», reveló Andrea.

Como le pareció «raro» que él no se volviera a comunicar con ella, pensó en ir a buscarlo a González Catán, «como muchas otras veces» lo hizo y hablar con uno de los inspectores a ver si sabían algo.

«Me parecía raro que aun habiendo perdido el celular no se hubiera comunicado conmigo», señaló, al tiempo que relató que «todos los recorridos que hacía Daniel eran muy peligrosos» y que su colectivo «no tenía cámara de seguridad».

«Me enteré por gente de la empresa que lo habían matado. El hijo de él ya lo sabe. Mi nena de 12 años tiene un retraso madurativo y, aunque ella tiene a su papá, a Daniel le decía `mi papá Dani`. No sé cómo le voy a dar la noticia», lamentó.

spot_img

Autor

Compartir