Hace un mes Doroteo, un formoseño de 43 años, repite el mismo camino desde Tolhuin a Río Grande varias veces a la semana para tratar de cobrar una indemnización a una empresa constructura de fuertes lazos con la obra pública en la Provincia. Se levanta a las seis de la mañana, sale a la ruta y hace dedo. Llega a la ciudad, camina hasta la Margen Sur, y de regreso otra vez a dedo a Tolhuin sin respuestas. Un mes.
Es la realidad de un trabajador de la construcción que se quedó sin empleo, uno de los tantos de la cruel realidad del país, quien además debe enfrentar la indiferencia de quienes deben darle respuestas.
“Sali a las seis de la mañana, a las 7.40 me alzó una combi que venia para Río Grande, me bajé en el centro y del centro caminé hasta Margen Sur donde está la oficina, ahora tengo que volver a casa sin un peso y haciendo dedo de nuevo, me voy a dedo como vine”, le contó a un periodista que de casualidad lo levantó haciendo dedo en una estación de Servicio.
Doroteo fue despedido el 10 de junio y asegura “hasta ahora no me pagan lo que me deben”.
“Vengo a cobrarle a la empresa Zapco que me debe mi liquidación final y dos quincenas, hasta ahora no me pagaron y no me dieron ni para mi pasaje, me tengo que volver a dedo otra vez a Tolhuin”, relató.
El vecino de Tolhuin contó que “trabajaba en la ruta haciendo asfalto y me quedaba de sereno en la planta asfáltica, incluso usaron durante tres meses el patio de mi casa para guardar maquinarias y nunca me dieron ni para un caramelo”.
“Me deben en total como cinco millones entre salarios y liquidación final” afirmó el trabajador y aseguró que “traté de comunicarme con el dueño de la empresa, a Fernando (Zapata) le mandé mensaje, pero no me responde, a los que están en la oficina que hoy vine a pedir una respuesta me dijeron que ellos no saben nada, todos se lavan las manos. Ya mucho tiempo le di, voy a poner un abogado para poder movilizar”, se lamentó antes de seguir viaje en una combi que lo llevó solidariamente de regreso a Tolhuin.