Entre las principales razones que explican esta baja participación, se destacan el creciente descontento hacia la gestión del ejecutivo local y el rechazo a la figura del intendente. Este malestar social parece haber impactado negativamente en eventos tradicionales como el almuerzo, el desfile y otras actividades protocolares, que históricamente han sido símbolo de identidad y unión comunitaria.
La falta de asistencia refleja una desconexión entre las autoridades y la ciudadanía, afectando lo que solía ser un evento emblemático para la comunidad. Además, el palco oficial estuvo cercado y fuertemente custodiado por personal policial, tanto uniformado como de civil, para prevenir posibles agravios hacia el jefe del ejecutivo, lo que contribuyó a acentuar la tensión en el ambiente.