En el corazón de la movilización, la voz de una operaria resonó fuerte y clara, sintetizando el sentir colectivo: “Acá no se ensamblan productos, acá se pone el cuerpo”. La frase, nacida de años de trabajo y sacrificio, busca derribar estigmas y poner en evidencia las condiciones reales dentro de las fábricas.
“Muchos de nuestros compañeros están lastimados, han sido operados de las manos y aún así vuelven a sus puestos, una y otra vez. A la gente de Buenos Aires le decimos: vengan a ver lo que hacemos, esto no es cambiar una caja por otra. Esto es dejar el cuerpo todos los días”, expresó la trabajadora, conmovida pero con entereza.
La jornada no es solo una protesta, sino un acto de visibilización. Las palabras de la operaria expusieron una verdad incómoda: el deterioro físico que implica el trabajo industrial, muchas veces invisibilizado. Pero también habló del orgullo que sienten quienes eligen, a pesar de todo, seguir apostando por su puesto de trabajo.
“Tenemos compañeras enfermas esperando su jubilación, otras que siguen adelante a pesar del dolor. Sabemos que más allá del trabajo, están nuestras familias, nuestros hijos, nuestros adolescentes que estudian. Lo que está en juego no es sólo una fábrica, es la vida que construimos en esta isla”, afirmó.
La trabajadora también puso el foco en la red que se ve afectada cuando la industria se paraliza: desde los comercios barriales hasta los gimnasios y peluquerías. “No somos solo nosotros, es una cadena. Si no cobramos, no compramos. Si no trabajamos, se cae todo”, explicó.
Pero quizás el mensaje más profundo fue aquel que tocó el alma fueguina: “Vivir en Tierra del Fuego es elegir todos los días este lugar. La isla nos dio todo. A los que vinieron del norte, a los que nacimos acá. Por eso, defender nuestros puestos es defender nuestra soberanía, nuestra identidad y nuestro derecho a seguir viviendo en el lugar que amamos”.
Con testimonios como este, la lucha de los trabajadores fueguinos deja de ser un reclamo sectorial para convertirse en una causa colectiva: la defensa del trabajo como sustento de la dignidad, del arraigo y del proyecto de vida en la provincia más austral del país.