Ya pasó una semana desde que los tolhuinenses ratificaron el rumbo político de la ciudad. Y más allá de la importancia que naturalmente se le asigna a Ushuaia por ser la capital y a Río Grande por ser la ciudad con mayor cantidad de electores, está claro que los ojos se posaron sobre la localidad mediterránea por el tenor de la disputa electoral y los antecedentes.

Principio

En 2019, la comunidad de Tolhuin optó por un cambio. Tras 12 años de gestión de Claudio Queno, la ciudadanía decidió ponerle punto final a una forma de hacer política que, a juzgar por lo que se veía, poco propiciaba el desarrollo y el ordenamiento de la ciudad.

En ese contexto, Daniel Harrington -por ese entonces legislador provincial y exfuncionario de Queno- se propuso el objetivo de convertirse en intendente y por escaso margen lo logró. El ganador sumó 1.534 votos y su rival, con todo el aparato encima, apenas llegó a 1.234.

Fue un resultado sorprendente. Pocos creían que Harrington podía privar a Queno de un tercer mandato consecutivo, habilitado a participar por la Justicia a partir de un fallo judicial que le otorgaba esa posibilidad por haberse municipalizado la ciudad durante el inicio de su segundo período al frente Tolhuin.

Nudo

Una vez convertido en intendente, Harrington desplegó un plan de acción que le cambió sustancialmente la cara a Tolhuin. Gran parte de ello tuvo que ver las gestiones que el propio intendente llevó adelante cuando aún era legislador para obtener recursos.

Fue así que, con el aval del gobierno provincial y sus pares, Harrington logró la aprobación de una ley que asignaba un ínfimo porcentaje de recursos coparticipables provinciales a la ciudad, con una finalidad específica: hacer obra pública y adquirir maquinaria y vehículos, inexistentes por esos días en los galpones municipales.

Allí reside el puntapié inicial de una gestión sin fisuras. Lo que siguió es bien conocido por todos: pavimentación en el caso céntrico, servicios de infraestructura básica en los barrios periféricos, obras gestionadas ante el gobierno nacional, buena sintonía con Río Grande y Ushuaia para poder concretar acciones -en algunos casos de urgencia y otras planificadas-, fuerte crecimiento de la recaudación impositiva propia, urbanización de tierras, relación madura con el Concejo Deliberante y el ordenamiento interno de un Ejecutivo donde por muchos años, los ‘patrones de estancia’ hacían y deshacían a gusto y placer.

Con todo ese bagaje, Harrington fue uno de los primeros funcionarios electos en anunciar que quería un segundo mandato. Lo hizo varios meses antes incluso que el propio gobernador Gustavo Melella.  

“Quiero continuar esta transformación que venimos llevando adelante con Tolhuin”, decía el intendente allá por noviembre del año pasado y sumaba: “Hemos podido políticamente ordenar mucho a la ciudad, se ha dado un trabajo muy interesante y maduro con el Concejo Deliberante esta última parte del año y eso nos permitió poder avanzar y afianzar nuestro proyecto político”.

Asimismo, argumentaba que “veo a muchos vecinos y vecinas que tienen que entender que necesitamos seguir transformando este lugar, para que podamos seguir creciendo y que haya un manto de igualdad”.

Desenlace

Con la confirmación de la candidatura a la reelección del intendente, también se dio un hecho similar con su rival más fuerte. El rumor que circulaba en Tolhuin fue creciendo y con el correr de las semanas se confirmó: Claudio Queno estaba dispuesto a volver a la arena política para disputarle el mandato a Harrington.

Lo hizo con sendas entrevistas en los medios de comunicación, donde obvió llamar a su rival por su nombre o apellido y siempre se refirió a Harrington como ‘ese muchacho’, asegurando que “la gente me pidió que volviera y eso es lo que vamos a hacer”.

Mientras tanto, Harrington aprovechó la campaña para capitalizar mejor que ningún otro candidato, la alianza estratégica con el gobierno provincial. Sumó a sus caminatas al gobernador Gustavo Melella y se mostró siempre cercano al mandatario, de fuerte imagen positiva en Tolhuin.

Y el resultado de las elecciones confirma que el camino encarado por Harrington rindió frutos. El intendente de Tolhuin recolectó en su reelección 2.445 votos y su rival, 1.418. Si bien Queno cosechó 184 sufragios más que hace cuatro años, lo de Harrington ratifica su momento político. El intendente añadió a su cuenta de electoral sorprendentes 911 votos.

Causas y consecuencias

Lo de Daniel Harrington supone una victoria histórica no solo porque logró la reelección sino además porque ningún intendente de dicha localidad tuvo tanto aval de la comunidad para continuar rigiendo los destinos de la ciudad.

“Algo está cambiando en la ciudad y la gente lo convalidó con su voto. Es un reconocimiento, pero también una responsabilidad muy fuerte porque nadie va a querer que baje la vara”, aseguró un conocido comerciante de la ciudad tras conocerse el resultado de las elecciones.

Da la impresión que hay una nueva conciencia ciudadana en Tolhuin. La gente ya no se conforma con menos de aquello que merece y todo parece indicar que el aval en las urnas que Harrington recibió, va en esa línea.

Tolhuin convalidó el modelo de política del intendente e hizo propia las decisiones de la gestión en materia de servicios, obra pública y otras cuestiones que en Ushuaia o Río Grande son parte de su desarrollo pero que, en el corazón de la isla, durante mucho tiempo, no formaban parte de la agenda.

Daniel Harrington conquistó nuevos votantes. Consolidó el acompañamiento de un porcentaje importante de la sociedad, hizo crecer su piso y sumó a sectores que convenció a lo largo de cuatro años. De él dependerá en este nuevo período afianzar lo logrado en las urnas.