Cada noche, el cuerpo rosarino de Ex combatientes de Malvinas sale a hacer su obra solidaria: repartir raciones de comida para la gente en situación de calle. Mientras en el país se discuten leyes que benefician a ciertos sectores políticos y económicos, los ex soldados reclaman que la miseria se multiplica en las calles y ya no dan abasto con la ayuda.
“La situación es triste, hay mucha gente en la calle y nos supera el número de raciones que podemos dar. Nosotros podemos hacer en la cocina hasta 350 raciones y hay muchísima más gente en la calle”, contó a Radio 2, Omar Di Benedetto, referente de los ex Combatientes.
El hombre detalló además que, a diferencia de otros años, ahora “hay muchos jóvenes y mujeres con chicos” y se lamentó porque “cada vez hay más”. En particular, el aumento de personas en situación de calle se registra en las zonas del Monumento, de la Terminal y de las plazas Sarmiento y Montenegro.
“Es un montón de gente y nos supera”, explicó Di Benedetto y contó que, según un relevamiento hecho por el cuerpo solidario, hay entre 500 y 600 personas pernoctando en esas zonas. “Muchos están de paso y nos agradecen que les damos el plato porque con eso pueden comer”.
La crisis también afecta a la solidaridad, por eso es que desde Ex Combatientes advierten que no pueden aumentar las raciones que cocinan en las instalaciones con las que cuentan y con la materia prima que reciben. Al respecto, sólo pensaron en achicar la porción para “ampliar la cantidad de personas”.
SOLIDARIDAD CON LA “PERLA AUSTRAL” COMO ENSEÑA
El centro de Ex Soldados Combatientes de Malvinas brinda raciones de comida caliente durante los inviernos hace más de 20 años en la ciudad. Comenzaron a pulmón, pidiendo donaciones a familiares y amigos y posteriormente consiguieron un convenio con la Municipalidad y la Provincia.
Así, utilizando las instalaciones de campaña, se encargan de cocinar y preparar la logística para repartir los alimentos en los espacios más críticos, apostados siempre en los mismos lugares por los que van transitando noche tras noche.
No “se casan” con nadie, denunciando a viva voz la miseria año tras año. Tras la pandemia de covid, volvieron al reparto de raciones y sólo vieron crecer la cantidad de gente en las calles, aunque este año dicen que la situación “los supera”.
“No es que la comida se vaya a pasar pero hay gente esperando en otros lugares y hay que hacer rápido”, dicen. Por esa razón, no se puede repetir ni el plato ni el pan, a pesar de que son muchos los que se quedan con ganas de un poco más, en el país de las vaquitas ajenas.