El secuestro de cigarrillos de contrabando se convirtió en los últimos meses en un hecho habitual para la fuerza de Gendarmería y para la Justicia Federal que debe llevar adelante este tipo de causas.
“Ha crecido de manera importante este tipo de delito que siempre existió, aunque con características de tráfico hormiga; ahora hablamos de cifras importantes, de maniobras de contrabando que aumentan en frecuencia y en volumen de carga”, admitieron, no sin preocupación, fuentes oficiales consultadas por radiofueguina.com.
Los voceros consultados por este medio precisaron en 159.700 los atados de cigarrillos confiscados, de variadas marcas y precios.
Una estimación aproximada –que varía según la marca y el momento- arroja un valor de mercado de entre 35 y 40 millones de pesos si se considera tanto lo que se halló como carga en distintos vehículos interceptados, como lo encontrado presuntamente abandonado en zonas rurales, cercanas a la frontera con Chile.
Tres modalidades
La intercepción de la carga ilegal se reitera en operativos llevados a cabo por Gendarmería Nacional, sea de forma espontánea o como consecuencia de investigaciones llevadas a cabo bajo la dirección de la jueza Federal de Río Grande, Mariel Borruto. Rara vez interviene la Aduana en estos operativos, debido a que se concretan ya ingresando a la zona urbana o –por el contrario- a campo abierto, en sectores cercanos a pasos de frontera no habilitados.
Respecto del modo como son concretados estos hallazgos, se destacan al menos tres diferentes, explicaron las fuentes. La menos habitual es cuando los delincuentes dejan el cargamento abandonado, cercano a un paso no habilitado; se cree que allí quedan “enfriados” hasta que un cómplice pase a recogerlo o sencillamente el tráfico ilegal fracasó por motivos diversos, probablemente debidos a la vigilancia de Gendarmería.
Otra forma de hallazgo más marginal aun es de cigarrillos ocultos entre la carga general, que son descubiertos fortuitamente por agentes aduaneros o por gendarmes en controles de rutina.
La forma más común como se producen los secuestros de cigarrillos de contrabando es –como se dijo- la intercepción de vehículos en sectores cercanos a pasos fronterizos no habilitados, que desgraciadamente abundan a lo largo del límite con Chile.
“Normalmente se trata de dos camionetas o vehículos de carga, uno de ellos haciendo de apoyo para garantizar el éxito de la operación delictual”, explica la fuente a radiofueguina.com. Los eventos han crecido este año en función de un mayor control de Gendarmería y –se supone- un crecimiento también importante de los intentos de tráfico ilegal.
En el marco de las causas derivadas de la intervención de las autoridades, hay a la fecha 10 imputados por contrabando, ninguno de ellos detenido. “Puede crecer el número en función de cómo avancen las causas, que están en plena investigación”, adelantan desde el Juzgado.
El porqué del auge
A partir de que los cigarrillos no están alcanzados por impuestos internos, la diferencia de precio con el continente es marcada y ello siempre dio pie a que se pretenda sacarlos de la isla en forma ilegal. Pero el volumen exportado por esta vía nunca fue importante, hasta ahora que las autoridades admiten un crecimiento desmesurado del contrabando del producto.
“Hay dos factores que se suman –explican los investigadores- el precio comparativo de los derivados del tabaco es muy importante respecto del vecino país de Chile, la brecha se ha ampliado en los últimos meses”.
A ello se suma la escalada del dólar en nuestro país, que ha devaluado aún más nuestra moneda respecto del peso chileno. “Ambos factores conjugados hacen que las diferencias comparativas sean muy grandes, lo que lo transforma en un negocio ilícito con mucho margen para el contrabandista”, advierten las fuentes.
Traficar cigarrillos, con ese contexto “para muchos al margen de la ley es más tentador que traficar drogas, porque les trae aparejados menos riesgos, en todos los sentidos”, justifican, finalmente.