Antes de la agresión al periodista Nicolás Munafó en Dolores, había visitado Rosario, la ciudad más acorralada del país por el narcotráfico. Sentado a la mesa de un bar y ante sus seguidores, dijo: “Nunca tomé café en mi vida. Nunca. Soy un tipo raro. No tomo alcohol, no fumo. Lo mío es solamente la heroína o el crack”. La apología del consumo, una broma que salió mal para los medios que lo arropan con esmero, pasó como uno de sus tantos deslices dialécticos. Pero la lista que tiene es larguísima. Llenaría un enciclopedia.
Macri cree que su comprometida situación jurídica no puede interferir en sus movimientos. Le pidió al juez Martín Bava una autorización para viajar a Arabia Saudita a raíz de una invitación que le cursó el príncipe Mohamed Bin Salmán. Su abogado defensor Pablo Lanusse señaló en su escrito que será entre el 15 y 25 de noviembre.
No es la primera vez que el expresidente vuela al exterior desde que empezó la pandemia. Lo hizo a Paraguay, Francia, Suiza y España. Por negocios, de vacaciones, para presentar su libro Primer Tiempo y por su cargo en la FIFA, donde encontró refugio gracias a una devolución de favores de Gianni Infantino. El líder de la oposición en franco declive lo agasajó como un jefe de Estado más cuando organizó la reunión del G-20 en Buenos Aires en diciembre de 2018.
El príncipe saudí que ahora lo invita vino a ese encuentro de los países más poderosos de la economía mundial y no porque Argentina lo sea. Se recuerda que la presencia de Salmán incomodó a más de un presidente. Quedó reflejado en la foto final de todos los mandatarios donde apareció en el extremo superior de la imagen, parado detrás del brasileño Michel Temer.
El heredero al trono saudita que ahora invita a Macri es el mismo que – según un informe de inteligencia de EE.UU.– mandó asesinar al periodista crítico del gobierno de Riad, Jamal Kashoggi. El documento desclasificado, de tres páginas y fechado el 11 de febrero de 2021, confirma que el 2 de octubre de 2018 hubo una operación clandestina en Estambul, Turquía. Mediante engaños se hizo ir a Khashoggi a realizar un trámite en el consulado saudí. Una vez que ingresó, el periodista del Washington Post y exgerente general y editor del canal de noticias Al-Arab, fue asesinado, descuartizado y se ocultaron las partes de su cuerpo. El presidente de la Fundación FIFA quiere ir a su encuentro a mediados de noviembre.
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