No es solo un animal. Es su compañero. El que lo esperaba al pie del galpón, el que caminaba a su lado entre las ovejas, el que entendía cada gesto sin necesidad de palabras. “Lo voy a extrañar mucho”, alcanzó a decir Víctor el paisano paraguayo de facebook con la voz quebrada, mientras miraba el horizonte como quien busca consuelo en la inmensidad.
Porque a veces, las despedidas más duras no son de personas, sino de aquello que nos sostuvo en los días largos y en las noches frías.
De esos silencios compartidos entre un hombre, su perro y el campo.
No hay mal que por bien no venga.